Las exigencias de embalaje incluyen resistencia química extrema, sistemas de dispensación precisa para contenedores grandes y estándares globalmente fragmentados para certificaciones antiestáticas/UN, donde el embalaje reutilizable genera costos significativos de sanitización, y la elección de materiales incompatibles suele provocar hinchazón del recipiente o lixiviación química, poniendo en peligro la seguridad operativa.